“A la mierda”

El 19 de septiembre se han cumplido cinco años de la muerte de uno de los políticos más humanos y ciudadanos de la historia de la democracia española

José Antonio Labordeta Subías nació y murió en su tierra, maño hasta la médula, terco, noble y bonachón, como dicen de esos baturros que cuando van en su burro por las vías del tren y una máquina se les viene encima haciendo sonar el silbato, le responden “chufla, chufla, que como no te apartes tú…”

Autorretrato que Labordeta tenía en su propio blogFoto que Labordeta tenía en su propio blog

Me fastidia tener que hablar de las buenas personas que se han ido, pero creo que se merecen un tributo en la memoria colectiva que no podemos dejar que el tiempo borre. Si queremos un mundo mejor tenemos que, como dice Chucho A. Colorado, luchar contra el olvido.

Labordeta lo hizo a lo largo de toda su vida, en lo personal y en lo social. Por eso defendió como pocos la Ley de Memoria Histórica, a la que consideraba un instrumento esencial para superar, de una vez por todas, el que hubiese existido durante años “una diferenciación ofensiva entre los caballeros mutilados del bando vencedor y los putos cojos de los vencidos” (Público, 3 de septiembre de 2008).

Así era este cantautor y profesor de instituto que entró en la política para dignificarla y nos regaló algunas de las intervenciones más sinceras y honorables durante sus dos períodos como diputado por la Chunta Aragonesista en las legislaturas VII y VIII.

Es memorable, y constará para siempre en los diarios del archivo de la Cámara Baja, cuando mandó “a la mierda” a la bancada del Partido Popular por no guardar el debido respeto mientras estaba interviniendo en el Congreso de los Diputados desde la tribuna de oradores. Creyeron que le insultaban llamándole “cantautor de las narices”. Fue un cantautor “de narices”.

Su voz profunda, al compás de las notas del Canto a la libertad, nos acompañó en muchos actos solidarios, reivindicativos y revolucionarios: Habrá un día en que todos / al levantar la vista / veremos una tierra / que ponga LIBERTAD.

Tenía en su haber la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, otorgada en 2009. Un año después fue reconocido con la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, y la Universidad de Zaragoza distinguió con el doctorado Honoris Causa.

Era como esos viejos árboles a los que les cantó, era un canto a la libertad, un compromiso ético con la vida y con sus gentes, era un ser humano en todo el amplio y grande sentido del término. Fue un insigne orador, probablemente el mejor de la joven democracia española, y sobre todo, un buen ciudadano que nos acompañó con su verbo, su mochila y su socarronería.

Cuando falleció le recordé en el número siete de Tribuna de los Servicios a la Ciudadanía. Ahí rememoraba nuestra conversación cuando le pedí que participara como miembro del jurado en el premio a la defensa de lo público que convocaba por primera vez la extinta Federación de Servicios y Administraciones Públicas de CCOO. Le acababan de extirpar una piedra de un riñón que, como él decía, “no era de oro” y que le mantenía, irónicamente, “más pendiente de no mearse en los calzoncillos” que de otra cosa. Aún así, aceptó encantado, pero su salud no le permitió asistir a la deliberación del premio ni a la entrega de éste.

Portada de su libro Memorias de un beduino en...Portada de su libro Memorias de un beduino en…

Poeta, narrador, periodista y cantautor, presentó y escribió los guiones del programa de televisión Un país en la mochila en el que conversaba con las gentes que encontraba recorriendo pueblos de la península española. Recomiendo leer las poesías de su Diario de un náufrago, la prosa de su biografía política en Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados y escucharle en Con la voz a cuestas.

Él decía, por aquella anécdota del Congreso, que cuando muriera en su epitafio inscribirían “a la mierda”. Yo siempre he dicho que debería tener esos versos que él compuso y cantó:

Vamos/ a hacer con el futuro / un canto a la esperanza / y poder encontrar

Tiempos / cubiertos con las manos / los rostros y los labios / que sueñan libertad

Creo que la política en España necesita más Labordetas.

«Somos»

Gracias por vuestro baloncesto

Por todo lo que nos habéis hecho disfrutar jugando como un equipo

Hace justo un año subí una nota al blog dando las gracias a una selección española de baloncesto que acaba de caer eliminada en “su” mundial, tras una triste y aciaga noche.

Hoy toca darles la enhorabuena por ser como son. Por creer en sí mismos y por crecerse ante las adversidades. Que no han sido pocas. Además de las ausencias, no han estado algunos de los ya clásicos: los Navarro, Calderón, Marc, Ricky o Ibaka; los presentes han tenido sus altibajos: el propio Gasol al principio del campeonato; Rudy con sus problemas de espalda a cuestas; Chacho que no encontraba todas sus fantasías, o Llull cuyos arranques no siempre terminaban bien.

Campeones de Europa 2015 (foto tomada de la portada del diario Marca)Campeones de Europa 2015 (foto tomada de la portada del diario Marca en su web)

Pero todos han estado ahí, a las duras y a las maduras, respondiendo como siempre. Han bajado el culo, Gasol dixit, y con corazón, orgullo y juego de equipo han logrado el oro en un Europeo que les ha dado el billete para los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Eso sí, han contado con un Pau Gasol inmenso, monstruoso, una bestia,… bien secundado, en los cuatro partidos que se decidían a cara o cruz, por el resto del equipo. Un Mirotic que se ha ganado el puesto; un Felipe Reyes, capitán Espartaco, que pese a contar con menos minutos siempre está ahí; un San Emeterio, con un menor protagonismo y presencia que otras veces pero aportando cuando se le necesitaba; un Ribas firme y seguro en defensa y certero a veces en el ataque; con los Sergios compaginándose y alternándose en la dirección; con un Rudy renqueante pero con esa chispa y entrega que le caracteriza, y con un resucitado Claver que ha tenido sus mejores minutos con la selección. El resto, Aguilar, Hernangómez y Vives, también estaban ahí y tendrán que seguir estando para dar el relevo a una generación de oros.

Seriedad y responsabilidad para afrontar un campeonato que es, por la calidad de las selecciones en competición, más fuerte que un Mundial o una Olimpiada.

Casi nadie es profeta en su tierra y ellos se han tenido que ir al país vecino para recoger todos los reconocimientos. Los de quienes sí creyeron y los de quienes dudaron tras un inicio vacilante y una fase de grupos con muchas dudas. Esta tarde noche francesa ha sido todo lo contrario que la de hace un año. Una sesión alegre para la mejor camada de deportistas de equipo de la historia española.

Por eso, les dedico de nuevo las palabras que escribí cuando vinieron mal dadas. Se han levantado y nos han vuelto a dar otra alegría. Gracias.

Suele suceder que siempre hay un mal día que provoca una noche triste. La de un grupo, con mayúsculas, que ha dado al deporte de equipo español una pátina de oro con grandes dosis de esfuerzo, compañerismo y dedicación. Una generación dorada que empezó hace quince años cuando lograron el mundial junior en Lisboa.

Subcampeones olímpicos en Londres 2012Subcampeones olímpicos en Londres 2012

Pese a la tristeza del momento, no es tiempo de penar, criticar, maldecir o despedir. Es mejor recuperar los grandes logros y los buenos partidos que nos han brindado estos baloncestistas. Hay que agradecerles todo eso, y si hubiera que echar a alguien sería a los políticos y banqueros que nos han hundido en una crisis de la que ellos han salido indemnes.

Estos jugadores que hoy han perdido contra Francia en los cuartos de final del Campeonato del Mundo 2014 han sido campeones de Europa en 2009 y 2011, campeones del mundo en 2006 y subcampeones olímpicos en 2008 y 2012.

Está claro que no está siendo el año de la roja, ni en fútbol ni en baloncesto. Hoy era un momento clave, un partido duro y trascendental porque el que perdía se iba. Y enfrente estaba una Francia que se crece, con o sin Parker, ante España.

Ya sé que es fácil hablar «a toro pasado» y que podríamos criticar los malos porcentajes de tiro, con una mala puntería reflejada en esa media de menos del 50 % de acierto en canastas de dos del quinteto titular (los Gasol, Navarro, Ricky y Rudy) , con un 14 % para Marc y un 16 % de Rubio; a lo que se suma que Rudy, Ibaka, Llull y Rodríguez han dejado su casillero de triples con cero de tres intentos cada uno; cuestionar las decisiones del equipo técnico en el mal uso del banquillo, dejando sin jugar a un luchador como Reyes o a un Abrines con hambre, u otro montón de cosas más que ahora no arreglan nada.

Pero, como dicen por acá, la culpa la tuvo la fatalidad. Se juntaron los astros y se apagaron las estrellas. Ni siquiera podremos decir eso de «qué dura va a ser la vuelta a casa», porque estaban en su casa, frente a su afición, en un pabellón hasta la bandera y con casi todo a favor.

Más que una nota, esto es un mensaje en una botella echada al océano o en un cofre enviado al espacio. Para que quien algún día lo lea sepa que un país pequeño en lo deportivo, que toda su historia se ha desvivido por el fútbol, ha dejado el pabellón del deporte de equipo más bonito e intenso, al menos para mí, en un lugar bien alto gracias a un grupo deportivo y humano único.

Ahora vendrán hostias por todos lados porque los seres humanos somos especialistas en levantar ídolos y tumbarlos cuando fallan. Pero no es hora de hacer leña del árbol caído, porque quienes más vapuleados están son los propios deportistas.

Cierto que la caída será más larga y el golpe más duro. Pero toca levantarse y empezar a trabajar con savia nueva, que la hay, para volver a reverdecer los laureles; y saludar a Felipe, Calderón, Pau, Navarro, y a todos aquellos que estuvieron antes o que no van a seguir después, como se merecen.

Con un enorme GRACIAS.

 

La enseñanza de la ética

Tal vez sea la hipocresía del ser humano, pero es difícil seguir diciendo que somos éticos con la deshumanización que nos abofetea cada día

Los hechos gritan y nos enfrentan a una realidad que no queremos ver o preferimos ignorar. Los conceptos se van vaciando de contenido de tanto manosearlos y tan mal usarlos. Paz, postconflicto, derechos humanos, ética.

La primera evidentemente no es posible en términos absolutos, no existe la paz plena igual que, como decía Gandhi, no hay camino para la paz sino que ésta es el camino. Las sociedades son, por suerte diría yo, conflictivas y complejas. Ahí radica su riqueza y su potencialidad.

Pero sí deberíamos mejorar nuestros comportamientos, poner en práctica esa ética a la que tanto apelamos y exigimos a los demás pero no nos la proponemos como conducta a nosotros mismos. Y defender los derechos humanos más allá de los papeles y las declaraciones rimbombantes.

III-congreso-éticaMenos objetivos del milenio, incumplidos en gran parte a pocos meses de su fecha de cierre, no tantas nuevas y loables intenciones, como la agenda post-2015 Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se quedarán en nada, papel mojado para limpiar conciencias. Practicamos cada día más aquello de lo que hablaba Lipovetski: “el altruismo indoloro”. Quedar bien con nuestra existencia y frente a los demás haciendo una pequeña buena acción que nos descarga la culpa del alma y nos permite seguir soportando las desgracias y las injusticias.

Nos rasgamos las vestiduras por ciertas cosas, importantes sin duda pero creo que menores, mientras aguantamos verdaderas catástrofes humanitarias y naturales (inducidas en gran parte por el actuar del hombre, si no directamente sí al menos por nuestras acciones u omisiones).

Tiene que recorrer el planeta a través de las redes virtuales una foto de un niño ahogado en una playa para que nos pellizquemos. Pero niñas y niños como él mueren todos los días por hambre, sed o enfermedades. O por intentar, igual que la familia de ese infante, cruzar mares y desiertos para llegar a otra tierra con aparentes más oportunidades pero con verdaderas y mayores exclusiones y discriminaciones.

Les expulsamos de sus territorios “vendiéndoles” las bondades de nuestros países desarrollados pero luego no los dejamos entrar. Les echamos de sus espacios naturales provocando guerras y epidemias para robarles sus riquezas, tal vez pocas pero tentadoras para el occidental, pero no les dejamos siquiera intentar disfrutar de las nuestras, supuestamente mejores. Aunque me pregunto “mejores, ¿en qué y para quién?”. Son las concepciones occidentales, blancas y judeo-cristianas que seguimos planteando como las “normales y justas” para todo el mundo. Nuestros valores materiales y consumistas frente a sus valores humanos ancestrales y sus bienes naturales.

Qué bajo hemos caído en esa pendiente del falso desarrollo en el que lo que menos hay es ética. Ese progreso en el que vale más quien más posee, pero no contamos con el ser humano y el resto de los seres vivos como valores superiores. Matamos la pachamama para alimentar nuestra pacha (indolencia) gorda, fofa y egoísta.

Es difícil promover y defender la ética en un mundo tan deshumanizado en el que nos buscamos cualquier excusa para encontrar un enemigo que justifique la pelea y nos libre de luchar contra el verdadero adversario: nosotros mismos.

Desde los medios y desde la academia, comunicadores y educadores tenemos una gran responsabilidad en desarrollar estrategias para una construcción humanista y ética del ser humano.

Si tenemos que ser primero buenas personas, ciudadanas y ciudadanos comprometidos, responsables y comprensivos de los demás y de sus diferencias, antes que buenos profesionales de lo que sea, debemos trabajar por la enseñanza de los derechos humanos, de la ética como filosofía política para la acción y que ésta sea moralmente justa.

Pero la ética no es tarea preferente en la formación, ni los derechos humanos lo son. Por mucho que apelemos a su Declaración Universal, a los pactos internacionales que la han seguido y a otras convenciones regionales o universales. En Colombia, la nueva Ley 1732 de 2015 obliga a las instituciones educativas a implementar una cátedra de paz y a abrir espacios para la reflexión que permitan una convivencia pacífica, confiando en que así se pueda ir estableciendo una cultura de paz (interesante el artículo de Hoyos Montes en las2orillas, y curioso porque se pregunta cómo enseñar la paz pero él dicta una materia que se llama “felicidad y psicología positiva”).

Esa normatividad, firmada e ignorada, choca con los comportamientos generales que se dan en todo el mundo. En este país, como en muchos otros, lo hace también con la falta de solidaridad y la poca tolerancia, con la delincuencia común, con las guerras encubiertas que enfrentan a distintos actores armados y cuyas violentas acciones (sean de las guerrillas, de los paramilitares o de algunas fuerzas de seguridad del Estado) tienen como principal y no reconocida víctima a la población civil, y con la violencia estructural.

Y también tropieza con una política educativa en la que las humanidades tienen cada vez menos valoración y los organismos de evaluación y medición le siguen apostando a las ciencias duras en detrimento de las sociales y humanísticas.

En cualquier caso, siempre son bienvenidas iniciativas como la que se presentó los pasados días 7 y 8 de septiembre en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá: el Tercer Congreso de Enseñanza de la Ética. En esta ocasión con el subtítulo: ciudadanía, disenso y paz. Evento organizado por siete instituciones educativas colombianas: la Universidad de los Andes, la Corporación Universitaria Minuto de Dios, la Universidad de Ibagué, la Universidad del Rosario, la Universidad ICESI, la Universidad Santo Tomás y la propia Javeriana. Todas ellas esperan seguir cumpliendo ediciones, ampliando el número de universidades presentes en el evento, ya sean del país o del exterior, e incluyendo a colegios públicos y privados para que participen y generalicen la enseñanza de la ética en sus aulas.

Con la intención de proponer un diálogo abierto “entre investigadores, profesores universitarios y de colegio en torno al papel que juegan las instituciones educativas en la formación de competencias éticas y ciudadanas, y al impacto de los programas de formación ética implementados en dichas instituciones”, a lo largo de dos días se concentraron conferencias magistrales, mesas de debate y mesas de trabajo en las que participaron ponentes nacionales e internacionales que, de una u otra manera, se desempeñan profesionalmente alrededor de la enseñanza de la ética.

Xabier EtxeberríaXabier Etxeberría

Inauguró el acto el filósofo Xabier Etxeberría, profesor emérito de Ética en la Universidad de Deusto (Bilbao) y miembro en la misma del Centro de Ética Aplicada, con la conferencia “La participación de las víctimas en la educación cívica en situaciones de transición sociopolítica de la violencia a la paz”. En ella propuso cuatro campos de intervención: educación cívica y ciudadanía, las víctimas como referente central en la educación cívica, la educación cívica de las víctimas en determinados contextos y la educación a partir de las víctimas. Y planteó un mapa de valores de la ciudadanía repartidos en dos triángulos: uno al que llamó clásico y que tendría en uno de sus vértices la libertad y la autonomía, en otro la libertad y la justicia y en el tercero la libertad y la participación. Esta figura estará inmersa en otro triángulo mayor en el que en cada uno de sus ángulos se situarían la interdependencia, el reconocimiento y la responsabilidad.

Hubo dos paneles de discusión, uno sobre “Disenso y pluralismo en las instituciones educativas” y otro sobre “Educación, construcción de paz y disenso”. En este último participaron Sergio de Zubiría, profesor en la Universidad de los Andes; Delfín Grueso,     de la Universidad del Valle, y Nelson Rojas, director de Estrategia de Visión Mundial, quienes debatieron alrededor de la ética, la paz y el disenso.

Zubiría criticó a los medios que tras la Cumbre por la Educación informaron sobre ella destacando más lo superficial que los contenidos. Recordó a Walter Benjamin y sus enseñanzas sobre la ética y la moral, y sobrevoló las tesis de Freire, Foucault, Giraux y MacLaren, reivindicando incluir a toda la sociedad en esta tarea de ser éticos para buscar la paz admitiendo el disenso. Señaló también cómo el nuevo imperativo categórico, una vez envejecido el propuesto por Kant, está dictado por el mal, no bajo el mandato de la razón sino de la barbarie. Pidió estar fuera de esa Europa fascista y bárbara que cierra sus fronteras a la gente y reclamó justicia y la búsqueda de otros referentes y de otros horizontes para la paz a través de una educación que problematice los imaginarios; una ciudadanía que reconozca el conflicto; la memoria como justicia (algo que también señalaba el añorado Benjamin); el reconocimiento de las víctimas; el cultivo de las emociones en el contexto, y la formación de un espíritu crítico de consenso. Porque, según él, el disenso tiene virtudes que no están en el consenso. Terminó recordando a Séneca, a las culturas indígenas y ancestrales que aman y cuidan la tierra y solicitándonos que vivamos cada día como si fuera el último de nuestros días.

De dcha. a izqda. Zubiría, Grueso y RojasDe dcha. a izqda. Zubiría, Grueso y Rojas

Delfín Grueso recordó en su intervención que hablar de paz es hablar de educación, que necesitamos individuos implicados con el civismo, porque la ética para la ciudadanía es para la libertad y la igualdad. Solicitó revertir las lógicas bélicas y las identidades generadas por el conflicto, pidiendo que no haya ni héroes ni víctimas, solamente ciudadanos. Ciudadanos empoderados para contrarrestar tanto la fuerza de las armas como el poder del “usted no sabe quién soy yo”. Avisó que lo que se espera de la ética es que asiente la vida en común entre diferentes, para facilitar la convivencia de extraños que si no tienen vínculos solidarios no hacen ni fortalecen la ciudadanía. Se preguntó si la educación puede afianzar la amistad cívica, porque no es una tarea solamente de la escuela y no basta con transmitir contenidos cognitivos, con educar en valores. Requirió la democratización del sistema escolar, mayor inversión en educación pública, convertir la escuela en un escenario más incluyente y que no basta solamente con ser pilo. También demandó el cultivo del espíritu crítico, el disenso en la diversidad y que la paz no sea la puerta giratoria para la guerra.

Nelson Rojas partió desde la experiencia que le confiere sus más de catorce años con el movimiento de gestores de paz, una iniciativa no institucional para reconocer los derechos de la infancia, la adolescencia y la juventud y para construir una verdadera cultura de paz. Población ésta que, en Colombia, tiene que lidiar con el desarraigo, que se ve obligada a vivir de manera distinta y cuyo desafío principal es la supervivencia. Entonces se preguntó: ¿qué es educar para la ciudadanía en ese contexto? Un contexto en el que se interrumpe la lógica de la vida, en el que hay ausencia de la institucionalidad, en el que es difícil llegar a la escuela y en el que se reconfiguran las relaciones sociales y familiares. Educar para la paz tiene otro rostro en esas condiciones. Resaltó el trabajo con seres humanos que asombran por su potencial para crear y producir y planteó que el verdadero reto es la participación para que puedan expresarse, para que puedan pensarse, desde la convivencia.

E. ChauxE. Chaux

La otra conferencia magistral estuvo a cargo de Enrique Chaux quien, bajo el título “Ciudadanía, disenso y paz en la educación en Colombia”, planteó su propuesta para promover las actitudes éticas ante el reto que genera el conflicto y sus ciclos de violencia. Su planteamiento parte de entablar competencias ciudadanas para la convivencia pacífica a través de mediaciones psicológicas y fomentando el manejo de la ira, la toma de perspectiva, la generación creativa de opciones, la consideración de las consecuencias y la escucha activa. Sus acciones parten de la empatía, la asertividad, y el pensamiento crítico.

Más que de competencias creo que deberíamos hablar de capacidades cívicas, pero mientras le aporten a la construcción de ciudadanía y al reconocimiento de derechos y de otredades no estará mal trabajarlas.

El congreso finalizó con la constitución y el lanzamiento de la red de enseñanza de la ética. Entidad de la que formarán parte las universidades que han organizado el congreso y a la que invitan a sumarse a otras instituciones educativas, públicas o privadas, de enseñanzas básicas, medias o superiores, y a cualquier persona que desde la docencia, la investigación o la acción social se quiera unir a título particular.

Representantes de las siete universidades organizadoras en la clausuraRepresentantes de las siete universidades organizadoras en la clausura

En la clausura mostraron su disposición a adherirse a la red la Asociación de Facultades de Medicina de Colombia (Ascofame) y la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (Ascofapsi), y una de las asociaciones de víctimas del país. El cuarto congreso de enseñanza de la ética tendrá lugar en 2016 en la Universidad Santo Tomás en Bogotá.

 

Bares, ¡qué lugares!

El tiempo pasa y lo arrasa todo, aunque no sea el tic-tac del reloj el que acaba con esos sitios de encuentro, charla y bebercio

Publicado inicialmente en paterasalsur.blogspot el 4 de agosto de 2015

Publicado en el periódico digital nueva tribuna el 5 de agosto de 2015 http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura—ocio/bares-lugares/20150805172136118818.html

La desaparición de lugares emblemáticos es una casi constante de la vida. Por estos días se ha hablado mucho del cierre del café “Comercial”, la cafetería más antigua de la capital de España. Pero no ha sido el primero y, por desgracia, no será el último.

Al calor del amor en un barAl calor del amor en un bar

Bares, qué lugares

Tan gratos para conversar

No hay como el calor del amor en un bar.

En mi memoria anidan recuerdos de algunos de esos sitios que dejaron indeleble huella en el corazón.

Empezando por el “Goype”, ese bar, de los de antes, que se inauguró, a bombo y platillo de los de entonces, el día en que cumplí los once años y estuvo con nosotros hasta que la enfermedad de mi padre nos obligó a traspasarlo. Al lado de la iglesia de la Beata Ma. Ana de Jesús, se situaba este bar en el que se podían encontrar tanto los trabajadores del matadero de Madrid, como los del mercado de abastos de Legazpi o los mecánicos de los talleres de autobuses Juliá. También era sitio de parroquianos fijos, restaurante de menú casero a mediodía, encuentro para las partidas de mus, dominó o dados en la tarde, y lugar para el penúltimo trago por la noche. Sus especialidades: los boquerones en vinagre, los callos a la madrileña y la tortilla de patatas.

Su ubicación al lado de una iglesia que sirvió de escenario para más de una película española de los setenta y primeros ochenta hizo que por su barra pasaran José Orjas, Aurora Redondo, “Saza” y otro montón de grandes secundarios de la filmografía de la época.

Ahí se podían juntar con aquellos desheredados que visitaban la sacristía para que el párroco don Eusebio, un cura cristiano de los de verdad, les diera un “vale” canjeable en el “Goype” por un bocadillo y un café. La mayoría pedían a don Ignacio, el dueño del bar, a sabiendas de la negativa respuesta, que se lo cambiara por un vaso de vino. Fallecieron don Eusebio y don Ignacio y los vales se quedaron sin cobrar. Así los dos hicieron su buena obra, uno con la intención y otro con la dación.

Mozo, ponga un trozo

De bayonesa y un café

Que a la señorita la invita monsieur.

Otro de los baretos eran las antiguas bodegas “el Maño”, en la calle de la Palma esquina con la del Acuerdo, del barrio de Malasaña. Ahí, hace años, otro Eusebio, trabajador en la madrugada del mercado de pescado en la puerta de Toledo, amable, serio y servicial, despachaba a espuertas botellines de Mahou junto con aperitivos variados de los de entonces: cortezas, aceitunas, almendras, panchitos, alguna que otra banderilla picante y las maravillosas berenjenas de Almagro. Su especialidad: las gambas y los boquerones que Eusebio se encargaba de traer desde aquel mercado que hacía de Madrid el primer puerto de mar del país.

Pollo, otro bollo
No me tenga que levantar
No hay como el calor del amor en un bar.

Un recuerdo especial para el “Bur-bur”, otro clásico de barrio. En Vallekas, este lugar era punto de encuentro obligado para las cañas y las raciones. Olor a fritanga y a parrilla rociada de aceite y limón. La cercanía y la hospitalidad de los camareros eran su seña de identidad, además de sus especialidades. Sobre todo, los mejillones a la plancha. Ya no hay lugar donde los sirvan como allí.

Jefe, no se queje

Y sirva otra copita más

No hay como el calor del amor en un bar.

Ahora me entero del cierre de otro bar emblemático, el “Noviciado”. Conocía a su dueño, un enorme tipo, por tamaño y corazón, de la pandilla del tío de mi hija. Ahí se podían juntar decenas de personas los fines de semana a la hora del vermú, más bien a las horas, porque los encuentros se alargaban hasta más allá de las cuatro de la tarde. Si entresemana querías almorzar barato, el bar de Luis Ángel era el sitio. Platos combinados, con sus huevos fritos, sus patatas y su cinta de lomo, o beicon o chorizo, que podías acompañar con pimientos y ensalada. Todo ello servido en un abrir y cerrar de ojos con toda su grasa. Una delicia para la vista y para el gusto. Para el estómago, sal de frutas si llegaba el caso.

Fachada del bar Noviciado en MadridFachada del bar Noviciado en Madrid

A todos estos bares, de los que solíamos llamar cutres pero que tenían el encanto especial de sus gentes, y también porque no de sus productos, les ha ido llegando su hora.

Los motivos han podido ser distintos, desde la especulación inmobiliaria a la invasión de cadenas multinacionales de hostelería, pasando por la competencia de otros tipos de bares más modernos. Tal vez con nueva imagen y buen diseño, mejoras que te cobran “clavándote” un cuchillo en el bolsillo.

Nuestros descuidados bares han pasado a mejor vida, pero siempre conservaremos su alma, sus olores, esa amistad de sus dueños y camareros y el recuerdo entrañable de haberlos conocido y disfrutado. Eran los bares de nuestros barrios, de los sitios donde nos hemos criado, donde crecimos y, de cuando en vez, nos emborrachamos. Siempre sabíamos que nos ayudarían en el camino de vuelta a casa.

A ellos se ha unido el café Comercial, un lugar más “señorial”, más de tertulia que de algarabía. Donde quedábamos para charlar, pasar la tarde o encontrarnos antes o después de ir a ver alguna película de estreno.

Hemos ido diciendo adiós a las tiendas del barrio (charcuterías, variantes, fruterías,…). Fueron cerrando también las librerías, los cines,…

Ahora nos vamos quedando sin los bares. ¡Qué lugares!

Estrofas de la canción “Al calor del amor en un bar” de Gabinete Caligari

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