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Un número redondo y espartano que aspira a seguir creciendo, mirando al Sur

Trescientas son las entradas registradas en pateras al Sur en los noventa y ocho meses que han pasado desde aquel 22 de agosto de 2015 hasta este 25 de octubre de 2023.

«Mirando al Sur» (foto: Iñaki Chaves)

Hoy publicamos esta primera nota de la cuarta centena como un pequeño homenaje a una travesía que no tenía puertos definidos donde soltar el ancla ni fechas fijas en su hoja de navegación. Las pateras retomaron el periplo empezado tres años antes en los mares de blogspot para continuar dejando señales en los mapas nocturnos de un mundo que sigue a la deriva y precipitándose por una cascada de aguas turbulentas de complicada singladura.

Siento que en estos años hemos crecido como navegantes y que también han madurado mis experiencias escriturales. Todo ello no hubiese sido posible sin la compañía de ellas, mi socia de vida y mi gata ilustrada, y de ustedes, mis lectoras y lectores.

En estas pateras seguimos siendo meridionales en nuestra mirada a las realidades que nos circundan, ciertas algunas y algo falsas muchas, y que nos exigen seguir creyendo en la utopía y observando las nubes, blancas y grises, en este planeta tan distópico y a veces tan triste.

Ya saben que las estadísticas no demuestran nada, pero sí dan cuenta de lo que han sido estos tiempos de “crónicas y sentidos […] en días de cine, de cocina, de redes, de escrituras, de virtualidad, de des/conexiones, de cariños, de solidaridad y de activismos digitales” (Karina Herrera dixit); en definitiva, de compartir narraciones durante 2985 días con un balance en el que podemos constatar que las trescientas notas publicadas han recibido 29.356 visitantes que han hecho 45.402 lecturas, han expresado en 73 ocasiones que les gusta alguna y han dejado 141 comentarios.

Espero seguir contando con todas las personas que me han leído y que forman parte de la tripulación de esta nave que quiere continuar rumbo a ese Sur mestizo para seguir poniendo en valor a las otras gentes, las otras culturas, las otras identidades y sus diversidades.

Atravesando mares:

“y después, remansando bajo plácidas frondas, / purifico mis aguas esperando una estrella / que vendrá de los cielos a bogar en mis ondas” (José Eustasio Rivera)

Navegándolos:

“No te quiero en mi orilla / ni en mi muelle / te quiero feliz / jugando en mis aguas / extasiado de mi espuma / impregnado de mi sal” (Nora Murillo)

Siempre mirando a ese Sur en el que:

“Se respira mejor, las casas son abiertas, de par en par, / aquí todo está al aire: / los olores, la cama, los trapitos, / el odio o el amor, la dicha o la tristeza, / saben a su sabor, pueden palparse / en su infinita desnudez de carne, / de rabia o de cansancio” (Jesús Martín Barbero)

Un Sur en el que ellas, ellos y elles buscan:

“a qué asirse / aprovechando el sol / y también los eclipses / apartando lo inútil y usando lo que sirve […] / aquí abajo abajo / cerca de las raíces / es donde la memoria / ningún recuerdo omite / y hay quienes se desmueren / y hay quienes se desviven / y así entre todos logran / lo que era un imposible / que todo el mundo sepa / que el Sur también existe” (Mario Benedetti)

Así que continuaremos escribiendo y REEXISTIENDO.

Gracias por seguir estas pateras y por navegar juntxs por estos mares, por estas rutas y las que vendrán.

Devastación e indiferencia

La guerra es guerra, el terrorismo es terrorismo y las muertes, muertes son.

Publicado en Mundo Obrero

Basta de eufemismos. Pese a que, como casi todo en la vida “dependerá del color del cristal por el que se mira”, la realidad muestra con contundencia las diferentes tablas de medir y la hipocresía que nos gobierna.

Pintada a favor de Palestina en Bogotá (foto: Iñaki Chaves)

Creo que hay que quitarse las gafas de madera y mirar alrededor: el mundo se inclina siempre del lado del más fuerte y de quien tiene el poder de las armas, sean de matar o de crear opinión. Y en ese panorama, pasamos de la devastación a la indiferencia. Porque todavía hay ´mentes ciegas` y estrechas que no ven la realidad de la invasión israelí de Gaza y de la aniquilación lenta y sistemática de la población palestina.

Pasan los años y para Palestina no cambia nada si no es para peor. En 2014 ya escribimos sobre una situación similar:

“Ya son dos las escuelas de Naciones Unidas bombardeadas por el ejército de Netanyahu, la última con la excusa de que salían proyectiles en su contra desde el interior. ¿Será que la ONU ha tomado partido?

Ya van más de mil muertos causados por los bombardeos indiscriminados, la mayoría civiles y de los cuales, según UNICEF, cerca de doscientos son niñas y niños. Son espeluznantes las imágenes de cómo “borran” del mapa un barrio en una hora (recogidas entonces entre otros por un medio “sospechoso” como el británico Mirror).

Pero hoy, nueve años después, sigue habiendo seres cerriles, poderes negacionistas y naciones falsas y ciegas que niegan los hechos y que creen que escribir sobre ellos es tergiversarlos. Deberían informarse por fuentes diversas y contrastar datos y cifras, leer la historia e intentar entender el contexto social de todo lo que está pasando y que es un corolario de lo que lleva décadas oprimiendo al pueblo palestino.

Cada quien es libre de pensar y expresar lo que quiera, pero parece que las libertades son sectarias y dependen de quien las ejerza para ser admitidas. Es la lógica llevada a cabo por quienes piensan que la noche de los cristales rotos fue una simple rotura de lunas de escaparates y no un ataque al pensamiento y a las libertades públicas.

Debe ser tergiversar decir que Israel mata civiles palestinos indefensos; debe ser falsear expresar el malestar por unos hechos que deberían promover la inmediata intervención de organismos internacionales; debe ser adulterar creer que las masacres deberían conmover y estomagar a personas con conciencia, y debe ser deformar opinar contra los exterminios.

Debe ser mentira que EE.UU. tiene una postura tibia y sigue justificando a Israel; debe ser falso que Palestina ha perdido una gran parte de su territorio en los últimos setenta años; debe ser un bulo que Israel construye muros que más que proteger a los suyos aísla y encierra al pueblo palestino; debe ser una patraña que, generalmente, los medios masivos de difusión de noticias “valoran” más la vida de un ciudadano judío que la de varios cientos de ciudadanos palestinos, y debe ser mentira que a la ONG israelí de derechos humanos B´Teselem le prohibieron hace años un anuncio en el que intentaban “concienciar al público israelí del daño que se está causando en la Franja de Gaza” a personal civil que no participa en los combates.

Igual que todo lo que vienen documentando y denunciando entidades participadas por judíos y para nada cercanas a sectores extremistas palestinos como Breaking the Silence, Gisha (Centro Legal para la Libertad de Movimiento), la Asociación por los Derechos Civiles en Israel, el Comité Israelí contra la Demolición de Casas o el Comité Público contra la Tortura en Israel.

Pintada en Bogotá denunciando la situación en Palestina (foto: Iñaki Chaves)

Obviamente, todo lo anterior no quita para reprochar la actitud de organizaciones terroristas que atentan contra la paz y la vida y ponen en riesgo la “seguridad” del gobierno israelí. Los fundamentalistas sionistas y los radicales islamistas se necesitan para justificar sus actuaciones. Pero las operaciones militares del ejército de Israel, pese a sus “avisos para evacuar”, con el silencio cómplice y asesino de gran parte del Occidente blanco y sumiso, son a todas luces desproporcionadas e injustas, son una devastación y un verdadero genocidio.

Recordemos Dreams behind the wall, aquel documental de Elena Herreros que quiso ser “un grito de ayuda” para “sensibilizar y concienciar al mundo de que la situación de la población palestina debe cambiar”. Porque el pueblo palestino merece tener esperanza y poder soñar con un futuro en paz.

No podemos ser in-diferentes. PAZLESTINA, Palestina libre.

Abya Yala no tiene nada que celebrar

Frente a celebraciones impuestas y conmemoraciones vacías

Más bien deberíamos reflexionar y guardar un minuto de silencio por cada violencia. Seguramente nos tocaría quedarnos calladas y callados el resto de nuestras vidas.

Publicado en Mundo Obrero

El encubrimiento iniciado hace 531 años sigue en marcha y las realidades diversas del continente americano siguen excluidas e ignoradas en su mayoría.

Pintada de @delacallevalentina en Bogotá (foto: Iñaki Chaves)

Nada que celebrar, ni por la llegada de Occidente a Abya Yala ni por la situación general del mundo y sus moradoras. En nuestra América no hay celebración, sino denuncia de una colonización que todavía perdura; ni en Palestina hay celebración por la colonización israelí, sino demanda de libertad y justicia; ni en Israel debería haber celebración por responder al terrorismo con sus mismas armas, ni en el Sahara celebran su situación y la indiferencia de la mayoría de los gobiernos. Y así podríamos seguir citando casos de indiferentes que sobreviven a nuestra desgana y hastío hacia las diferencias.

Sí, indiferencia que solamente se viste de interés cuando son los intereses de los poderes económicos y mediáticos quienes giran sus finanzas y sus micrófonos hacia esos territorios y esas personas que son ignoradas el resto del año y de los siglos. Qué triste que tengan que producirse hechos violentos para que miremos a quienes no vemos.

No hay nada que celebrar, ni el 12 de octubre se descubrió nada, ni hay raza superior a otras ni hay carácter genérico en una hispanidad que encubrió otras identidades. Solamente deberíamos celebrar el diálogo y la escucha, la amistad y la no violencia, el respeto por las otras y la solidaridad con las diversidades.

Palestina libre, con territorio y sin terrorismo; Israel libre, con judaísmo y sin sionismo, Abya Yala libre, con derechos y sin colonialismos. Empatía con todas ellas y con todo aquello que nos niegan con la excusa de salvarnos mientras nos reafirman en la opresión y pisotean nuestras diferencias.

Si queremos celebrar algo, celebremos la paz y la pacífica RE-existencia en la diversidad.

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