Cooperación en comunicación en Iberoamérica

Publicado el número 8, noviembre de 2017, de la revista de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación (rae-ic).

En esta ocasión, la publicación digital está dedicada a analizar la evolución y los desafíos a futuro en los campos de la Comunicación, la Cultura y la Cooperación con una especial mirada al espacio iberoamericano.

Portada del número 8 de la revista digital RAEIC

Con dos firmas invitadas, un cuaderno central con tres artículos, otros tantos en la sección “miscelánea”, una reseña de libros y una agenda sobre congresos y jornadas alrededor de la comunicación y el periodismo, las ochenta y siete páginas de la publicación se encuentran disponibles (enlace) en acceso abierto y gratuito “basado en el principio de que ofrecer al público un acceso libre a las investigaciones ayuda a un mayor intercambio global del conocimiento.” Se rige por el protocolo de cesión de derechos bajo la licencia Creative-Commons Reconocimiento Compartir Igual 3.0 (CC BY-SA 3.0 ES) de España.

El mexicano Raúl Trejo (Universidad Nacional Autónoma de México), con un texto en el que plantea una reflexión sobre los medios y la política en tiempos de posverdad, y el argentino Martín Becerra (Universidad de Buenos Aires y Nacional de Quilmes), con un artículo que aborda la reconfiguración de la cooperación iberoamericana en comunicación y cultura desde los ángulos de la estructuración de los sistemas infocomunicacionales, son los autores que abren este nuevo número de la revista.

En el cuaderno central, Dariel Mena, de la Universidad de Cienfuegos, Jesús Segarra de la de La Rioja y J. Fernando Muñoz, de la Pontificia Bolivariana, escriben sobre la Red Internacional de Historiógrafos de la Comunicación (RIHC), un espacio adecuado para la cooperación en docencia, investigación y difusión científica en torno a la comunicación; Raúl Fuentes, del Instituto Tecnológico y de Estudios de Occidente (ITESO) de México, documenta acerca de las iniciativas de internacionalización de los estudios de comunicación durante los fastos del V centenario del encuentro (desencuentro diría yo) de dos mundos, y quien suscribe, que propone un recorrido crítico sobre la idea de comunicación para el desarrollo y su colonialismo en función de los intereses del poder dominante.

Beatriz Catalina, María Cruz López de Ayala y Rebeca Martín exploran las causas de que la juventud, incluidos los universitarios de programas de periodismo y comunicación audiovisual, hayan reemplazado la radio por “otras formas y vías de comunicación”; A. Eduardo Espada explica el contexto y analiza las diferencias y similitudes entre los contenidos que el ecosistema radiofónico digital ofrece, y Lola Costa examina la relación entre radio musical pública e industria musical. Estos tres trabajos ocupan la sección “Miscelánea”.

En las reseñas, Alba Silva recomienda siete libros. El primero, “La ingeniería del big-data, cómo trabajar con datos”, de J.J. López Murphy, editado por la Universidad Oberta de Cataluña; en segundo lugar, el texto de Beatriz Fainholc, “Una pedagogía virtual en el marco de los estudios culturales”, de la misma editorial; el tercero, un texto de Diego Matos, “Periodismo Cómic”, publicado por Comunicación Social; el cuarto reseñado es “Comunicar y educar en el mundo que viene” de Roberto Aparici y D. García Marín editado por Gedisa; el quinto referido es obra de Damon Krukowski para la editorial Alpha Decay titulado “The new analog. Cómo escuchar y reconectarnos en el mundo digital”; el penúltimo es “Las industrias culturales y creativas y su índice de potencialidad” de Antonio Castro Higueras, también en Comunicación Social, y por último, “Producción y desarrollo de proyectos audiovisuales” a cargo de Carmen Ciller y Manuel Palacio para la editorial Síntesis.

De la agenda elaborada por Carmen Costa podemos destacar la convocatoria del XIX Foro de Investigación en Comunicación, a celebrar en Salamanca el 8 y 9 de febrero de 2018 en torno a la gestión de contenidos y que admite propuestas de ponencias hasta el 25 de noviembre; el IX Congreso Internacional Latina de Comunicación Social que tendrá lugar en la Universidad de La Laguna (Tenerife, España) del 4 al 7 de diciembre bajo el título “El fin de un modelo de política” y que acaba de cerrar su llamada a ponencias; el XIII Congreso Internacional de Investigadores en Relaciones Públicas que se llevará a cabo en Girona del 11 al 13 de abril de 2018 y que recibe propuestas hasta el 22 de diciembre con el tema Relaciones públicas: análisis e influencia 4.0; el VII Congreso Internacional de GECA que se celebrará en Madrid del 18 al 20 de abril de 2018 para debatir alrededor de “Representación, educación y lucha contra la violencia de género” y al que se pueden enviar postulaciones hasta el 31 de enero de 2018, y el VI Congreso Internacional de la AE-IC que se realizará en la Universidad de Salamanca para hablar de Comunicación y conocimiento del 26 al 29 de junio de 2018, coincidiendo con la celebración de los ocho siglos de dicha institución y que acaba de publicar las ponencias aceptadas para el mismo.

RAEIC es una producción apadrinada por la Asociación Española de Investigación de la Comunicación (AE-IC) que empezó su andadura en el año 2014 y que en sus hasta ahora ocho ediciones ha abordado temas de género, de diversidad cultural, de cooperación, de redes sociales y activismo social y sobre el futuro de la televisión y de la radio.

Con dos números al año, la revista cubre las siete secciones temáticas que establece la asociación alrededor de los temas principales de la comunicación y la cultura, ofreciendo trabajos originales e inéditos que, con el español como idioma preferente, se pueden presentar en catalán, gallego, euskera, francés, inglés, italiano y portugués.

Cuenta con autonomía editorial y pretende ser una herramienta para apoyar la investigación y para informar sobre la misma y sobre otras revistas del campo comunicacional. Mantiene principios éticos que pasan por la defensa de la libertad de expresión de las y los autores, atendiendo a la diversidad y a las minorías y respetando las decisiones de evaluadores y editor.

Actualmente tiene abierta la convocatoria para presentar propuestas para el número monográfico sobre “Nuevas narrativas digitales e interactivas” que saldrá en el primer semestre de 2018 y cuyo plazo final para la entrega de artículos es el 15 de enero.

La Pola

El 14 de noviembre se han cumplido doscientos años del asesinato de una de las mujeres que defendió la independencia de Colombia de la corona española.

Policarpa Salavarrieta, una historia hecha en parte de rumores y de chismes y en parte de verdades. Así empieza el libro en honor de la heroína “¡Viva la Pola!”, de B. Helena Robledo. Tal vez la más conocida de las luchadoras independentistas pero aun así una gran desconocida. Su imagen está tan presente en la vida cotidiana colombiana que su figura no ha sido todo lo estudiada y reconocida que su labor merece.

Policarpa camino del patíbulo (óleo anónimo en el Museo Nacional de Colombia)

Ni sobre su lugar de nacimiento, aunque mayoritariamente se acepta que nació en Guaduas, pero también se dice que en santa Fe (actual Bogotá) o en Mariquita, ni sobre su verdadero nombre, figura a veces como Policarpa, otras como Polonia o María Policarpa, existe consenso y datos fidedignos que lo certifiquen.

Pero más que heroína, habría que destacarla como mujer para no caer en los típicos tópicos de ensalzar a una fémina como si fuera un caso excepcional. Por desgracia, excepcionales son los casos pero eso no es óbice para buscar cambiar los imaginarios.

Porque a ella se pueden sumar otras mujeres perseguidas y muertas a manos de los colonizadores como Antonia Santos, Carlota Armero, Mercedes Abrego de Reyes o Rosa Zarate de Peña. De todas, sin saberse muy bien por qué tal como señala la historiadora Beatriz Castro, es Policarpa la más conocida.

Una mujer valiente y entusiasta por la libertad, que se sacrificaba para adquirir con qué obsequiar a los desgraciados patriotas, y no pensaba ni hablaba de otra cosa que de venganza y restablecimiento de la patria. Así la describe quien la acompañó en sus últimas horas, José Hilario López, en sus memorias. Actuó como espía sirviendo en casa de familias realistas, seguidoras de la corona española, portaba mensajes, compraba armamento y reclutaba adeptos a la guerrilla.

Tras ser detenida, por aparecer en un documento encontrado a Alejo Sabaraín, otro luchador independentista también detenido y condenado con ella, fue recluida en la cárcel del colegio del Rosario. Fue condenada a morir fusilada tras el consejo de guerra del 10 de noviembre llevado a cabo por el general Morillo y ejecutada a las nueve de la mañana del 14 de noviembre de 1817. Una actuación muy en línea con la política de terror llevada a cabo en la Nueva Granada por los reconquistadores españoles, con el virrey Juan Sámano a la cabeza, a principios del siglo XIX. En la cárcel, Joaquín Monsalve escribió el famoso epitafio con las letras de su nombre ordenadas de manera distinta para leer: «Yace por salvar la patria» (Policarpa Salavarryeta).

Billete de diez mil pesos colombianos

Dicen que hasta el mismo momento de su ejecución estuvo maldiciendo a los españoles. En lugar de ponerse de espaldas, posición obligada para traidores, ella solicitó hacerlo así pero arrodillada. Falleció víctima de los seis balazos de los seis soldados que formaban el pelotón de fusilamiento frente a los ojos de un gran número de personas presentes en la plaza Mayor de Bogotá. Las últimas palabras de la heroína antes de su ejecución fueron: «Aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. Viva la libertad!» Al ser una mujer, su cuerpo no estuvo expuesto públicamente. Dos de sus ocho hermanos, sacerdotes ambos, se lo llevaron a la iglesia de san Agustín.

Su nombre está no sólo en la tradición del país, sino también en una serie de televisión, “La Pola, amar la hizo libre”; en un billete de diez mil pesos; en una marca de cerveza, creada por la cervecera Bavaria en 1910 para conmemorar el centenario de la independencia, y en varios libros, “Policarpa Salavarrieta: una mujer en la guerra”, de Isabel Borja y Alfonso López editado por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas; “¡Viva la Pola!”, de Beatriz Robledo para la colección Libro al Viento de la Alcaldía Mayor de Bogotá, y el último “Policarpa, las mujeres y la libertad”, de Andrés Olivos Lombana publicado por la Gobernación de Cundinamarca. Para este último autor, tres palabras definen el carácter de Policarpa: “la indignación ante la pasividad e indiferencia, la pasión por el sueño y la utopía de los derechos humanos y coraje e intolerancia frente a la violencia y la corrupción.”

Portada del libro «¡Viva la Pola!»

También el día de su fusilamiento está declarado como día cívico y “Día de la Mujer colombiana” en virtud de la Ley 44 del 9 de noviembre de 1967 del Congreso de la República “por la cual la Nación se asocia a la conmemoración del sesquicentenario del sacrificio de la heroína nacional Policarpa Salavarrieta”.

Determinar qué de lo narrado es chisme o rumor y qué verdad es tarea de investigadores. Lo cierto es que La Pola forma parte fundamental de la historia de Colombia y de América Latina. Es una de las protagonistas del libro de Germán Arciniegas “Las mujeres y las horas”, en el que afirma: “La inmensa mayoría de las mujeres de América ha dejado escritos sus nombres en los repliegues íntimos de la vida, que el viento de la muerte va borrando. Palabras escritas en el agua… pero las doce mujeres, que surgen aquí como ejemplo, tuvieron virtudes y pasiones que son comunes a todas las demás. Sólo que el heroísmo de la mujer no ha sido siempre de plaza pública.”

Cataluña y el futuro de España

Así titula la portada del último número de la edición en Colombia de Le Monde diplomatique

La versión colombiana de la prestigiosa publicación francesa, “el dipló. Una voz clara en medio del ruido”, dedica su número del mes de noviembre de 2017 a la cuestión catalana. El editorial, la columna invitada y un informe especial de ocho páginas, “Cataluña y los nacionalismos europeos”, abordan la situación producida tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) por parte del gobierno catalán después de un referéndum, atropellado y violento por parte de las fuerzas del orden nacionales, del que no se ha conseguido saber muy bien sus resultados ni están claras las consecuencias. Más allá de la puesta en marcha del “desconocido” artículo 155 de la Constitución de 1978.

Portada de Le Monde Diplomatique, edición Colombia noviembre 2017

El escenario catalán y español es analizado en los artículos de Sébastien Bauer, “Las raíces de la crisis en Cataluña”, y de Francesca Gargallo, “Cataluña: reflexiones sobre autoritarismo de Estado y nacionalismo”. Mientras que su repercusión en Europa, sobre todo en Bélgica, país al que se “marchó” el presidente de Cataluña, Puigdemont, y que tiene sus conflictos históricos internos entre flamencos y valones, es tratada en los escritos de Sébastien Gillard, “La izquierda radical avanza en Valonia”, y de Paul Dirkx, “En Bélgica, un separatismo velado”.

Dicho informe se presenta afirmando que “Con sus particularidades, la crisis económica y social que sacude Europa desde hace una década fomenta el auge de extremismos y nacionalismos. En Bélgica, el “confederalismo” defendido por la Alianza Neoflamenca en el poder lleva a un separatismo de hecho. En España, la crisis se remonta a una transición democrática inacabada.”

Como invitado a escribir la columna de la página tres, me permito plantear que se está enfrentando a Catalunya contra Cataluña y que en medio queda la otra España, promoviendo “desencuentros para tensar la cuerda cuando en ambos extremos hay intereses que dicen defender para ´los suyos` lo que no defienden para otros.” Pero creo que realmente “Cataluña está contra Catalunya porque nos lo cuentan ciertos políticos y nos lo muestran algunos medios”. Dando lugar a un sinsentido entre “que si salvamos a Cataluña de las garras del separatismo, que si salvamos a Catalunya de la opresión nacional” y olvidando que “hay muchas Españas y muchas Cataluñas, y no creo que nadie esté legitimado para arrogárselas.” También aseguro que existen “posverdades intencionadas para construir imaginarios que enfrentan poblaciones mientras los políticos que las crean y los medios que las difunden observan desde su atalaya cómo la gente pelea, discute y se radicaliza” y que “me duele que se siembre odio donde no lo había y que maneras distintas de entender la identidad y el territorio lleven a que las fronteras se vuelvan más muros que puentes.”

Y termino recomendando otro modelo de política y otra educación que partan de una de las propuestas del maestro Freire para que situemos “en el centro de nuestras preocupaciones al ser humano que actúa, que piensa, que habla, que sueña, que ama, que odia, que crea y recrea, que sabe e ignora, que se afirma y que se niega, que construye y destruye, que es tanto lo que hereda como lo que adquiere.”

Por su parte, el director de la revista Carlos Gutiérrez, bajo el título “La cuestión nacional, pendientes a la colombiana”, firma un editorial en el que asevera que “pocos podían prever que, como la caja de Pandora, el tema (las reivindicaciones de independencia) explotara en la cara de los actuales gobernantes europeos, en particular de España, con presión hacia otras coordenadas.” A lo que añade que “Europa tiene miedo de la experiencia española a propósito de Cataluña”.

Gutiérrez aprovecha el tema catalán para hacer un recorrido por las diferentes causas no resueltas de nacionalismos no aceptados, destacando los casos kurdo y palestino y haciendo un llamado sobre Puerto Rico y esa “opresión colonial” de la que todavía no ha salido, o no ha querido salir. También menciona la situación migratoria que ha servido de excusa para “La incubación de grupos políticos de derecha, con aires recalcitrantes como no se creía posible que volvieran a ser reivindicados” y señala al deporte, en particular el fútbol, como herramienta que ha servido para mediatizar y estimular identidades artificiales; afirmando que “El nacionalismo, lo enseña la historia europea, siempre se ha correspondido con políticas (culturales) de derecha.”

Logo «el Dipló»

Todo ello le sirve para llegar al caso colombiano, del que dice se debe revisar cómo tomó forma el Estado-nación y los temas que su configuración ha dejado sin resolver. Resaltando por encima de los demás “el trato violento y la subvaloración de indígenas y afrodescendientes”. Eso fue el resultado de haber copiado el modelo de Estado europeo sin tener en cuenta “las diferencias entre sus formaciones sociales” pretendiendo ser un Estado “moderno” a pesar de que, y retoma las palabras de Antonio García en su libro “Colombia. Esquema de una república señorial”, Colombia era “una república señorial, heredera y continuadora de las más atrasadas y negativas herencias de la corona española, derrotada en el campo de batalla pero no así en las relaciones económicas dominantes en nuestra sociedad ni en las formas culturales hegemónicas.”

Y propone que para “cohesionar nuestra nación, potenciándola como un cuerpo social solidario, abierto a visiones plurales de la vida, respetuoso de los derechos de todos sus integrantes, con visión englobadora con todos los pueblos hermanos de la región” hace falta ir más allá de la Constitución de 1991 e integrar a afros e indígenas para “cubrir la deuda histórica acumulada con ambas poblaciones”. Un ciclo que dice se completaría “si los derechos de todo tipo también les son garantizados a los otros pobres y excluidos de la ciudad y el campo.”

Palabras que podríamos asumir para solucionar no sólo la deuda colombiana, sino la de muchas poblaciones y territorios que sufren el empobrecimiento y la segregación que produce un sistema mundo basado en el neoliberalismo como modelo exportable a todo el planeta y que persigue y ensalza la acumulación de riqueza, la competitividad hasta la eliminación del rival, la negación de las diferencias, el ocultamiento del otro, la exclusión y la injusticia social.

Por un futuro en pacífica convivencia, repensemos.

Cohen, el imaginario sentimental

Músico y poeta a partes iguales, cien por cien artista, el autor canadiense murió el 7 de noviembre de 2016 a la edad de 82 años cuando acababa de publicar un nuevo, y último ya, disco de estudio: “You want it darker”.

Le quise dedicar algo cuando supe de su fallecimiento, pero pensé que era mejor dejarlo reposar. Como las buenas canciones o el buen vino, son más apreciadas después de cierto envejecimiento.

Leonard Cohen (foto: http://www.leonardcohen.com/news)

Leonard Cohen estuvo muy vinculado al flamenco. En el discurso de aceptación del premio príncipe de Asturias de las Letras que le concedieron en 2011 narró cómo empezó a tocar la guitarra a partir de escuchar a un joven español allá en Montreal, su tierra. Un guitarrista flamenco al que pidió que le enseñara a tocar y que le acompañó durante sólo tres sesiones porque después se suicidó. No sabía nada de él, ni de su historia, ni de su lugar de procedencia en España, ni nada. Pero le dejó esos seis acordes que después siempre usó en sus composiciones.

Ese premio se lo concedieron por el imaginario sentimental que producían sus canciones, a pesar de que él mismo se denominó, en el discurso de recogida del galardón, como “casi un charlatán, aceptando un premio por una actividad que no domino.” Pero sus poemas son contundentes expresiones de vida, de amor, de angustia, de soledad y de tristes alegrías. Esos poemas son la base de muchas de sus canciones, en las que las letras rotundas son narradas por una voz inconfundible con un acompañamiento musical que realza el contenido y las palabras profundas que brotaban de la garganta de un autor inigualable.

Tal vez la academia sueca se esté arrepintiendo ahora de no haberle concedido el Nobel antes que a Dylan, quien llegó a decir que “si no fuera Bob Dylan me gustaría ser Leonard Cohen”. También el príncipe de Asturias se lo otorgaron unos años después de habérselo concedido al cantante de Minnesota.

Sus canciones han servido para alimentar bandas sonoras de un gran número de películas, desde Oliver Stone (Natural Born Killers) a Atom Egoyan (Exótica) pasando por Nanni Moretti (Caro diario). También en la película de ciencia ficción Watchmen, basada en el comic homónimo, aparece su canción «Hallelujah».

Cohen ha sido inspiración para un sinnúmero de artistas, desde Serrat a Ana Belén sin olvidar a ese otro maestro de la música que fue Enrique Morente, quien grabó su rompedor “Omega” junto a Lagartija Nick a partir de poemas de Lorca y de letras y músicas del cantante canadiense. “Pequeño vals vienés”, “First we take Manhattan”, “Sacerdotes” y “Aleluya”, son versionadas por el cantaor granadino.

“Hice lo que pude, no fue mucho,

no sentía nada, traté de alcanzarlo.

Dije la verdad, no vine para engañarte.

Incluso cuando todo se derrumbe

permaneceré frente al Señor de la Música

y no pronunciaré más que el Aleluya.”

Portada de su libro «Parasites of Heaven»

Entre sus poemas parásitos del cielo estaba “Suzanne”, que se convirtió en una de sus grandes composiciones musicales:

“Y quieres viajar con ella, y quieres viajar a ciegas,

y sabes que confiará en ti

porque has tocado su cuerpo perfecto con tu mente.”

En 1988 escribió y cantó, en «Everybody knows», que

“Todo el mundo sabe que los dados están cargados

Todo el mundo lanza con los dedos cruzados

Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado

Todo el mundo sabe que los buenos perdieron

Todo el mundo sabe que la pelea estaba amañada

Los pobres se quedan pobres, los ricos se hacen más ricos

Eso es lo que pasa

Todo el mundo lo sabe.”

Era un pacifista que respondió a ese terrorismo que le llamaba la atención por su ausencia de compromisos escribiendo su “First we take Manhattan”

“Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento.

Por intentar cambiar el sistema desde dentro.

Ahora vengo, vengo a recompensarlos.

Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.”

Autor y cantante “de amor, de muerte y de anhelo filosófico”, como le retrató The Washington Post al informar de su fallecimiento, su religiosidad combinaba, sin hacer estragos, con su compromiso político y su crítica a una sociedad desquiciada.

Portada del disco en homenaje a Lorca

También en noviembre, pero del año 1986, salía a la luz un disco imprescindible en homenaje a García Lorca cuando se cumplían cincuenta años de su asesinato, “Poetas en Nueva York” recogía once poemas del libro casi homónimo del autor granadino. Entre ellos, “Take this waltz” en la voz de Leonard Cohen

“Oh te quiero, te quiero, te quiero.

En una silla con una revista muerta.

En una cueva, con el trozo de un lirio.

En algunos pasillos donde el amor

nunca ha estado.

En una cama donde la Luna ha sudado.

En un sollozo lleno de pisadas y arena.

Ay, Ay, Ay, Ay

Toma este vals, toma este vals.

Toma su cintura rota en tu mano.

Este vals, este vals, este vals, este vals.”

En ese trabajo le acompañaban otros poetas y cantautores como Llach, Branduardi, Víctor Manuel, Broza, Paco de Lucía, Buarque, Moustaki y Theodorakis o Andion. Su pasión por el autor del “Romancero gitano” la profesó también llamando Lorca a su hija.

Otra cuasi coincidencia, Cohen se marchó a juntarse con Marianne dos días después de celebrarse el sexto cumpleaños de la declaración oficial del flamenco como patrimonio cultural por la Unesco.

En el año 1974, después de su primer concierto en España, le concedió una entrevista al entonces joven periodista Constantino Romero para la revista Vibraciones. En ella habla de Lorca y lo que supuso el poeta en su vida:

Portada del número 2 de la revista Vibraciones, noviembre de 1974

“¿Qué puedo decir de un nombre que en un momento de mi vida cambió mi forma de ser y de pensar de un modo radical? Por otro lado está la guitarra española. El cante profundo de un pueblo que ha sabido poner al cantante en la posición de alguien que no es un espectáculo, sino algo que tiene mucho que ver con el pueblo y, más que eso, con sus emociones. Me refiero al cante jondo. Por eso siempre había sentido un deseo especial de actuar en España”. Sobre política, declaró “Creo que el ser humano debe defender sus creencias contra viento y marea.”

En “El partisano” cantó “Éramos tres esta mañana, soy el único esta noche, pero debo continuar; las fronteras son mi cárcel. Oh, el viento, el viento sopla, a través de las tumbas el viento sopla, la libertad pronto vendrá; entonces saldremos de las sombras.”

Nos veremos en el camino, en uno de los muchos que construyó a golpes de músicas y poemas. Valses y “lorcas”. No sé si pueda decir que conquistara Manhattan o Berlín, pero conquistó corazones y sentidos. Cohen se fue sin hacer ruido, en la paz y la tranquilidad de su hogar, haciendo honor al nombre que le pusieron los budistas cuando le nombraron monje zen, Jikan (el silencioso).

Creo que mejor que quedarnos callados por su muerte es escucharle por siempre, aunque ese siempre para él, en este mundo terrenal, haya tenido su fin hace ahora un año. Nos dejó diciendo que si queremos oscuridad, apaguemos la llama. Por suerte, la suya sigue viva.

 

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