Por el reconocimiento de todas las mujeres en todas las facetas de la vida.
Por las madres, por las que crean, por las hermanas, por las que investigan, por las hijas, por las que emigran, por las parejas, por las que cuidan, por las estudiantes, por las que aman, por las amigas.

También por las kellys[1], porque puede que ellas sean la representación perfecta de ese papel que les ha sido asignado a las mujeres y que ha sido asumido, y casi nunca cuestionado, por una sociedad que ni las valora ni les da la importancia que merecen.
Si hay algo que nos une, que compartimos como seres humanos vivos es que todas y todos tenemos una mujer en nuestras vidas: nuestra madre. Entonces, en una fecha tan importante y representativa como el día de las y los trabajadores es fundamental resaltar el valor de las mujeres como hacedoras. Hacedoras de todo y de todos, de la vida, de la juntanza, de la esperanza, de la utopía.
No me quiero extender mucho porque creo que el protagonismo de este 1º de mayo debe ser de ellas. Pero quiero aprovechar para lanzar al aire un pensamiento: en los países del mundo en los que vayan a celebrarse elecciones recuerden no votar a aquellas opciones que no defienden a las mujeres, que no las respetan y que las excluyen. Voten lo que quieran, pero nunca a esos partidos que no defienden la igualdad, la equidad, el respeto y el reconocimiento por las mujeres, por las trabajadoras. Porque todas ellas lo son, tengan o no un salario.
Tenemos que democratizar la democracia, contra “la dominación, el patriarcado y la diferenciación identitaria desigual” (Boaventura de S. Santos) que se han enquistado en las democracias tradicionales.
La fiesta de las y los trabajadores es un día apropiado para gritarlo con fuerza. Por las verdaderas emancipaciones sociales de todas ellas, trabajadoras, en cualquier parte del planeta, vivamos un primero de mayo reivindicativo, femenino y feminista. Porque, como nos ha recordado por estos días Julia Otero, “Cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede”.
[1] Las kellys hace referencia a las mujeres que limpian, o sea, todas, y que se ha constituido como colectivo, primero en España y después en otros países, de defensa de los derechos de las mujeres trabajadoras.
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